Los políticos de algunas comunidades están preocupados y no porque queden ya doce días para el día D. Sino porque las huelgas de los trabajadores descontentos van creciendo durante la recta final de campaña. Y esto no les beneficia para nada. En el mismo día en que se ha solucionado la huelga de trasportes en Asturias, los 150 desesperados astilleros de Delphi siguen con su marcha hacia Sevilla a rendir cuentas a la Junta de Andalucía para que les ayude en esta pesadilla nacida en una resaca de Carnaval. Al mismo tiempo, ninguna desgracia viene sola lamentablemente, otros trabajadores del mismo sector muestran su descontento hacia la incapacidad y pasividad de sus políticos. Los huelguistas del sector naval de Vigo, trabajadores preocupados por su mala situación, han entrado en la sede de la Xunta donde han llegado destruir parte del mobiliario y quemaron miles de documentos oficiales. Ya no sabían que hacer para hacerse escuchar ante unos políticos sordos.
La desesperanza les ha llevado a ambos grupos de trabajadores a elegir un camino más o menos racional para salir de su penosa situación. Ambos caminos son válidos: la desesperación, al igual que la codicia, no tiene límites. Así que señores políticos, si queréis bajar a la calle para ver como son los ciudadanos de carne y hueso, escuchen primero a los trabajadores y a sus familias, antes de seguir ofreciendo promesas que no valen nada. Dejad de llenar vuestro saco de humo y solucionar los problemas de verdad. Si quereís nuestra confiaza sudar para ganar nuestros votos y no para salir en portada. Por desgracia, bastante están ya sudando los trabajadores de Delphi y de Vigo para solucionar una situación que debería ser responsabilidad vuestra para evitar que se vuelvan a repetir estas situaciones.
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